Cinco discos que hay que escuchar antes de morir
Desde la portada con la
pirámide egipcia tomada por George Hardie (que viajó especialmente a
Egipto para retratarla de noche), las voces del más allá, hasta los solos
épicos de guitarra de Gilmour, conforman un disco fabuloso producido por el
ingeniero de sonido Alan Parsons.
La idea experimental del
álbum se forjó en los conciertos que venía realizando Pink Floyd luego de la
partida de Syd Barrett, su antiguo líder. La
temática del álbum incluye el conflicto, la avaricia, el envejecimiento y la enfermedad mental, tema este
último inspirado en parte por el deterioro mental de Barrett.
“Money”, “Brain Damage”,
“Eclipse” son los puntos altos del CD. El solo de voz de “The Great Gig In The
Sky” lleva a cada uno que lo escucha a otra dimensión.
El disco, con un título
cósmico, traslada a los oyentes a un mundo paralelo que pocas veces se ha
escuchado. Los que nunca han escuchado a Floyd deberían comenzar, sin dudas,
con este álbum.
El nombre que titula el
álbum es el estudio en el cuál pasaron las mejores bandas de todos los tiempos.
Situado en las afueras de Londres, fue el lugar en el que los Beatles plasmaron
una obra que quedará para el recuerdo.
El rock sensual de “Come
Together”, la dulce “Here Comes The Sun” de George Harrison y el enganche
psicodélico de “Sun King”-“Golden Slumbers”-“The End” son lo mejor del álbum.
Éste último tema posee una profética dosis de virtuosismo en la que todos
interpretan un solo. Sí, Ringo también.
Grabado en tres semanas,
Nevermind es el segundo CD de Nirvana. A partir de allí, comenzó su apogeo en
la industria musical y dio nacimiento al estilo Grunge.
La bella “Polly” fue tocada
por K.Cobain con una guitarra de cinco cuerdas, en la que al cantante y
guitarrista de Nirvana no podía tocarla correctamente. Por eso, lo grabaron
mientras la practicaba, y así quedó. El himno “Smells Like Teen Spirit” fue un
hito para los adolescentes. Alterna unos versos suaves con un estribillo rugiente.
“Come As You Are” contiene otro riff asesino. La conmovedora “Something In The Way” evoca un período en el que Kurt
durmió bajo un puente.
El poder y la sutileza de
Nevermind inspiraron a una multitud de músicos en un legado que Cobain dejará
para siempre.
El malestar social y el
desempleo que se vivía por aquel entonces (1977) en el Reino Unido provocó que
un grupo de jóvenes que apenas sabían tocar sus instrumentos realizaran uno de
los mejores discos de la historia.
Never Mind The Bollocks
irradia el odio y la rabia contra el poder político. “God Save The Queen” es la
máxima representación. “Anarchy In The
UK”, otro.
Riffs feroces, una voz a
cargo de Johnny Rotten que ruge en medio del ruido ensordecedor y potente que
marcó a Sex Pistols como una de las mejores (y no sé si la mejor) banda de Punk
de la historia.
Era el momento de ellos. El decaimiento del Grunge con la muerte de Kurt Cobain en 1994 permitió a cinco oriundos del sur de Manchester aparecer con el género Brit-Pop. “Somos la banda más grande del mundo”, declaró Noel un año posterior a Morning Glory. Y de verdad que lo eran.
La voz de su cantante, Liam
Gallagher, rara vez se escuchó mejor con “Cast No Shadow”, de lo mejor del disco por su ternura y su
alcance épico. “Don´t Look Back In
Anger” no tardó en convertirse en el himno de los estadios para los fanáticos
de Oasis. “Some Might Say” es otro punto alto del álbum con su poderosa
guitarra y riffs.
Quizás el mejor disco de los
90’ , que opacó
a su rival del norte de Manchester, Blur, y que también dejó de lado a su
exitoso Definitely Maybe, su primer álbum.